Aunque nos cueste reconocerlo, los MEXICANOS estamos cerca del canibalismo.
Siempre hacemos lo posible por devorar las cabezas que emergen de le medianía circundante.
Si podemos destruimos; si no podemos, acechamos al paso y ponemos zancadilla, o por lo menos hablamos mal del que sobresale. Los pocos elegidos, los que nacieron destinados a cumplir con lo trascendente, deben salir airosos de dos luchas: la propia del quehacer que se echan a cuestas y la mas sorda y ardua, la de torear las embestidas de la maledicencia.
Siempre hacemos lo posible por devorar las cabezas que emergen de le medianía circundante.
Si podemos destruimos; si no podemos, acechamos al paso y ponemos zancadilla, o por lo menos hablamos mal del que sobresale. Los pocos elegidos, los que nacieron destinados a cumplir con lo trascendente, deben salir airosos de dos luchas: la propia del quehacer que se echan a cuestas y la mas sorda y ardua, la de torear las embestidas de la maledicencia.
FERNANDO DIEZ.
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